Frases Célebres

Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.


A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.


Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.


El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.

El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.


No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.


No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.


Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más.


La paz comienza con una sonrisa.


Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.

lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Qué hizo y cómo lo hizo?


Con el llamado de Jesús, la Madre Teresa comenzará a tener una nueva preocupación en su corazón y consistirá en poder materializar lo que Cristo le ha solicitado, para ello deberá dejar su antigua congregación, para dedicarse por completo a lo que el Señor le ha pedido.
La Madre Teresa fundó una congregación llamada las Misioneras de la Caridad. Su trabajo inicial fue el de enseñar a leer a los niños pobres de la calle.Más tarde la Madre Teresa empezó a ayudar a las personas enfermas de lepra.

El Papa Pablo VI colocó a la congregación de las Misioneras de la Caridad bajo el control del Papado y autorizó a la Madre Teresa a expandir la Orden religiosa en otros países. Alrededor de todo el mundo se abrieron centros para atender leprosos, ancianos, ciegos y personas que padecen del SIDA y se fundaron escuelas y orfanatos para los pobres y niños abandonados.

La regla de la orden se basaba en los votos de pobreza, castidad y obediencia, a los que añadía un cuarto que era la promesa de servicio a los menesterosos, en quienes la madre Teresa veía la encarnación de Cristo. Cada día lo comenzaba entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en los no deseados, los no amados, aquellos en los que nadie se ocupaba. Después de algunos meses comenzaron a unirse a ella, una a una, sus antiguas alumnas -con el tiempo su orden logró contar con más de 4.500 hermanas en 133 países en los que manejan casas, escuelas y hospitales para los pobres y moribundos.
Dedicó completamente su vida a los demás con amor y sacrificio, creando seguidores allí donde iba.

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